El amor derrite
«No importa cuánto lo hayamos visto, descubierto o escalado, o el número de blogs y fotos que lo narraran, siempre será como la primera vez, como el enamoramiento». Así se siente tan solo ir llegando, mientras los ojos descansan allá a lo lejos ante la majestuosa pincelada gélida del Glaciar Perito Moreno asomando entre macizos, reflejado en el brazo Sur del Lago Argentino. La sensación de estar solos, y a la vez llenos… Apenas salir de Calafate uno sabe que no volverá igual. La experiencia en el manto blanco es un privilegio para los corazones exploradores del fin del mundo que tienen la dicha de sentirlo un ratito propio, aun cuando tanta belleza parezca escurrirse de la mirada.
El vehículo recorre sus últimos metros por la RP 11, y aunque sean pocos, la ansiedad -como en la primera cita – hace que parezcan eternos. Ya hace rato que las cortinas despejaron la vista y las cámaras se encendieron, ¡sí, allá asoma! se escucha el coro, mientras el chofer avisa del arribo y agradecemos ver con los propios ojos una porción de ese 10% de superficie terrestre que todavía queda cubierta de glaciares. Aun cuando muchos visitantes hayan visto alguna vez un glaciar, ninguno podrá igualar al Perito Moreno. Y no es cliché.
A sus azules, blancos y grises agrietados que lucen como diamantes se accede fácilmente y es el que más cerca está de una población, Calafate. Tampoco es necesario hacer caminatas o navegar enormes superficies para vivirlo próximo. Y es uno de los que menos retroceso tiene. Justo por todo eso, nos cuentan que se vuelve un atractivo de miles de visitas al año. Por instantes, uno llega a sentirse expedicionario, apreciando un universo casi no tocado por el hombre. Lo curioso, es que en medio de ese paisaje, se vive con gran confort y se saborean productos como en el restó más top y nativo, que pocos pensarían viable entre tan pacífico sitio inhóspito.
En primera fila
Avanzamos, mientras las selfies asoman para luego decantarse en un silencio enriquecedor, se percibe entonces esa sensación de estar viviendo en un cuento. Ya descendidos, de frente a las pasarelas, la imponente muralla de hielo natural a los pies, al sur profundo del continente americano y del país, y la mera observación de sus fragmentos deja sin palabras y hace que uno se perciba chico ante implacable paisaje sagrado y a la vez enorme por el privilegio. El que a lo largo de la captura nos evocará la fuerza natural de lo que pese a todo no se deja domar y vale por arriba del oro, enseñándonos humildad. El Perito Moreno, situado en el Parque Nacional los Glaciares y con un frente de 5 km de largo y una altura sobre el agua de 60 metros, homenajea al naturalista y gran expedicionario argentino Francisco Moreno, que ni siquiera alcanzó a conocerlo. Fue descubierto en 1879 por el Capitán inglés de la Armada chilena, Juan. T. Rogers.
A bordo de crucero
El amor es conexión, por eso uno de los rituales para sellar el encuentro es explorarlo de cerca. Y una de las formas más recomendadas es por medio de la navegación corta a su cara Norte, o larga atravesando la Boca del Diablo con destino al Canal Upsala, navegando entre imponentes témpanos que caen del frente del Glaciar. Luego, seguiremos al Spegazzini, donde también se contemplan los glaciares Heim Sur y Peineta, y se combina con la visita al sitio caminando 300 metros por el sendero del bosque hasta el entrañable Refugio Spegazzini, obteniendo vistas únicas a los costados de la Bahía de Los Glaciares. Un relajado Salón Principal de enormes ventanales luminosos de frente al Lago que da una panorámica insuperable del Glaciar. Espacio que armoniza a la perfección entre el entorno nativo y la gastronomía más exquisita y autóctona.
De los recorridos más elegidos para los sentidos, excursiones soñadas que nos trasportan en medio del inconmensurable paisaje, entre sus bahías del Lago y hermosa flora local.
Sed de ruptura
Estando ahí no alcanza con verlo perpetuo, queremos fascinarnos con el espectáculo prometido de su ruptura a pesar de la fuerza, – esa que todos murmuran como bajito ansiando que suceda aquí y ahora -. Aunque sea una pequeña, para muchos será un montón. Nos explican que detona cada 4 años, debido a que el Glaciar avanza hasta unirse con la Península de Magallanes, cerrando la evacuación del Lago Rico en el Argentino, tiempo en el que alcanza un punto alto de presión que favorece su liberación y rompimiento. Nos suena a proceso mágico, puede pasar o no, lo que lo vuelve todavía más sugerente, como todo lo misterioso.
Ahí, mientras se divisa enorme, – y envueltos en camperas gruesas porque hace más frío de lo pensado -, aunque el sol intente engañar guiando la ruta, disfrutamos de su pureza y le prometemos lealtad, a cada respiro, a bocanadas. Alegres. Como atrapándolo, como llevándonos un poquito de su esencia, hasta el nuevo encuentro.
*¿Querés conocerlo en crucero? Solo Patagonia es una de las empresas que ofrece distintas navegaciones toda la temporada para vivir de cerquita la experiencia a los pies del Glaciar.